Directora de Asesorías En-Comunicación
Soy una apasionada de Internet, practico el teletrabajo y me permite estar tanto en mi trabajo profesional como con mi familia sin tener que perder 2 horas del día manejando de un lado al otro.
Cada día, más profesionales y familias descubrimos cuán útil es Internet. Nos permite quintuplicar nuestro tiempo, investigar, estudiar, contactarnos con nuestros amigos y familiares en todo el mundo, saber qué sucede en tiempo real, en fin… es una maravilla. Una maravilla que, como todas, tiene su debilidades, y en este caso muy fuertes para la pervivencia de los valores culturales.
Así como debemos cuidar qué libros leemos, qué oímos en la radio, qué vemos y oímos en la TV, asimismo tenemos que hacerlo con Internet.
Si bien es cierto, cada día hay más oferta en los medios de comunicación, basta con que los niños y los jóvenes, así como los adultos sepamos qué podemos oír, ver y escribir y qué no. Todo se centra en los valores, en nuestra moral y testimonio de vida.
Para casi cualquier tópico toda la información que necesitamos está en Internet, lo cual la convierte en una herramienta educativa valiosa. Sin embargo, uno de los más altos tráficos en la Web es hacia sitios pornográficos, otros promueven el odio hacia ciertos grupos, y algunos son, sencillamente, nuevas vías para los estafadores tradicionales. Usar Internet puede ser como visitar el mejor de los parques de diversiones, pero cruzando por un basurero de desperdicios tóxicos que podemos abrir o no según nuestra formación, autocontrol y valores.
Como padres de familia debemos estar alerta con las facilidades que ofrece Internet para acceder a pornografía, a los mensajes de odio o a la información sobre armas. Incluso, si no buscamos estas cosas, es difícil evitarlas. Se requieren unos pocos clicks para que un niño inquieto encuentre un océano de sexualidad explícita o de material violento y lleno de odio. También puede preocuparnos el contacto con desconocidos en los chat, los contactos mediante video conferencias, etc.
Un individuo aislado, frente a la pantalla de su computadora, puede carecer de las bases morales y sociales necesarias para resistir aquello en lo que ha sido inmerso.
Como padres y madres de familia debemos saber qué son, cómo accesarlos, cómo evitar la basura, cuáles filtros podemos utilizar para nuestros hijos, y enseñarles cómo utilizar la Internet para buscar siempre el bien, el aprovechamiento del tiempo, la generación de conocimiento, y lo básico es establecer reglas claras sobre el uso de ella como también debemos hacerlo para el uso de la TV, de la radio, de los juegos electrónicos como el Wii, entre otros.
En definitiva, la mejor protección contra los abusos de la Internet es la presencia en el hogar de una atmósfera de oración y valores cristianos compartidos, dentro de la cual todos los miembros de la familia tendrán la confianza de discutir abiertamente estas preocupaciones. En esta atmósfera, su interés permanente, y su involucrarse en el uso que sus hijos hacen de la Internet llegará a ser perfectamente natural, incluso si usted no sabe mucho de computación.
El primer punto en el uso adecuado de la Internet es reconocer que las reglas vividas en el mundo real se aplican también en el Ciberespacio. Si usted recomienda a sus hijos no hablar con extraños, lo mismo se aplica en la Internet. Así como ordinariamente espera de sus hijos saber a dónde salen, pregúnteles con quiénes se conectan cuando “salen” a la Internet.
Es por ello que debemos involucrarnos en el uso que nuestros hijos hacen de este importante medio de comunicación. Y en este sentido el anexo de la Declaración de los Obispos Estadounidenses sobre el tema es muy útil:
· Tómese tiempo para conocer la Internet: es invertir en la seguridad y salud de sus niños.
· Seleccione un Proveedor de Servicios de Internet (ISP) que ofrezca acceso filtrado.
· Ponga la(s) computadora(s) con acceso a la Internet en una zona común de la casa, no en una habitación u oficina cerrada. La pantalla debe quedar hacia el espacio por donde transita la familia.
· Pase tiempo en Internet con sus hijos.
· Anime a sus hijos a ver con sentido crítico lo que encuentren en Internet, y a preguntar si, por ejemplo, encuentran información “cristiana” que disienta de lo que han aprendido y escuchado en la iglesia, el hogar o el colegio.
· Ponga el énfasis en los sites y materiales buenos.
· Enseñe a sus hijos a usar responsablemente el e-mail. Si se usa apropiadamente es un área de la Internet divertida y útil.
· Anime a sus hijos a que le pregunten todo lo cuestionable o dudoso, y agradézcales que le planteen sus problemas o inquietudes.
· Advierta a sus hijos sobre nunca dar información personal (como el nombre, la dirección, el número telefónico) a nadie en Internet sin su autorización, y que nunca envíen sus fotografías.
· Pida a sus hijos que no llenen cuestionarios de la Internet sin su autorización.
· Pida a sus hijos que jamás respondan a contactos sospechosos o sugestivos, ni a nada que les resulte incómodo, y que si algo así sucediera lo hablen con usted.
· No permita encuentros reales con personas que hayan conocido en Internet, a menos que exista una buena razón para ello y que usted o alguien de su confianza esté presente.
· No tenga una reacción desproporcionada si sus hijos le muestran algo inapropiado: podrían cohibirse y dejar de contarle las cosas.
· No olvide cuán significativos pueden ser los diskettes escondidos. El uso de material pornográfico o provocativo tiende a ser secreto.
· Recuerde a sus hijos que estas reglas también se aplican siempre que usen una computadora fuera del hogar, como en los cafés, bibliotecas o escuelas.
· Y, por encima de todo, mucha comunicación. La mejor protección son las buenas relaciones y una vida familiar cristiana en la que sus miembros hablan y rezan juntos.
Cada día, más profesionales y familias descubrimos cuán útil es Internet. Nos permite quintuplicar nuestro tiempo, investigar, estudiar, contactarnos con nuestros amigos y familiares en todo el mundo, saber qué sucede en tiempo real, en fin… es una maravilla. Una maravilla que, como todas, tiene su debilidades, y en este caso muy fuertes para la pervivencia de los valores culturales.
Así como debemos cuidar qué libros leemos, qué oímos en la radio, qué vemos y oímos en la TV, asimismo tenemos que hacerlo con Internet.
Si bien es cierto, cada día hay más oferta en los medios de comunicación, basta con que los niños y los jóvenes, así como los adultos sepamos qué podemos oír, ver y escribir y qué no. Todo se centra en los valores, en nuestra moral y testimonio de vida.
Para casi cualquier tópico toda la información que necesitamos está en Internet, lo cual la convierte en una herramienta educativa valiosa. Sin embargo, uno de los más altos tráficos en la Web es hacia sitios pornográficos, otros promueven el odio hacia ciertos grupos, y algunos son, sencillamente, nuevas vías para los estafadores tradicionales. Usar Internet puede ser como visitar el mejor de los parques de diversiones, pero cruzando por un basurero de desperdicios tóxicos que podemos abrir o no según nuestra formación, autocontrol y valores.
Como padres de familia debemos estar alerta con las facilidades que ofrece Internet para acceder a pornografía, a los mensajes de odio o a la información sobre armas. Incluso, si no buscamos estas cosas, es difícil evitarlas. Se requieren unos pocos clicks para que un niño inquieto encuentre un océano de sexualidad explícita o de material violento y lleno de odio. También puede preocuparnos el contacto con desconocidos en los chat, los contactos mediante video conferencias, etc.
Un individuo aislado, frente a la pantalla de su computadora, puede carecer de las bases morales y sociales necesarias para resistir aquello en lo que ha sido inmerso.
Como padres y madres de familia debemos saber qué son, cómo accesarlos, cómo evitar la basura, cuáles filtros podemos utilizar para nuestros hijos, y enseñarles cómo utilizar la Internet para buscar siempre el bien, el aprovechamiento del tiempo, la generación de conocimiento, y lo básico es establecer reglas claras sobre el uso de ella como también debemos hacerlo para el uso de la TV, de la radio, de los juegos electrónicos como el Wii, entre otros.
En definitiva, la mejor protección contra los abusos de la Internet es la presencia en el hogar de una atmósfera de oración y valores cristianos compartidos, dentro de la cual todos los miembros de la familia tendrán la confianza de discutir abiertamente estas preocupaciones. En esta atmósfera, su interés permanente, y su involucrarse en el uso que sus hijos hacen de la Internet llegará a ser perfectamente natural, incluso si usted no sabe mucho de computación.
El primer punto en el uso adecuado de la Internet es reconocer que las reglas vividas en el mundo real se aplican también en el Ciberespacio. Si usted recomienda a sus hijos no hablar con extraños, lo mismo se aplica en la Internet. Así como ordinariamente espera de sus hijos saber a dónde salen, pregúnteles con quiénes se conectan cuando “salen” a la Internet.
Es por ello que debemos involucrarnos en el uso que nuestros hijos hacen de este importante medio de comunicación. Y en este sentido el anexo de la Declaración de los Obispos Estadounidenses sobre el tema es muy útil:
· Tómese tiempo para conocer la Internet: es invertir en la seguridad y salud de sus niños.
· Seleccione un Proveedor de Servicios de Internet (ISP) que ofrezca acceso filtrado.
· Ponga la(s) computadora(s) con acceso a la Internet en una zona común de la casa, no en una habitación u oficina cerrada. La pantalla debe quedar hacia el espacio por donde transita la familia.
· Pase tiempo en Internet con sus hijos.
· Anime a sus hijos a ver con sentido crítico lo que encuentren en Internet, y a preguntar si, por ejemplo, encuentran información “cristiana” que disienta de lo que han aprendido y escuchado en la iglesia, el hogar o el colegio.
· Ponga el énfasis en los sites y materiales buenos.
· Enseñe a sus hijos a usar responsablemente el e-mail. Si se usa apropiadamente es un área de la Internet divertida y útil.
· Anime a sus hijos a que le pregunten todo lo cuestionable o dudoso, y agradézcales que le planteen sus problemas o inquietudes.
· Advierta a sus hijos sobre nunca dar información personal (como el nombre, la dirección, el número telefónico) a nadie en Internet sin su autorización, y que nunca envíen sus fotografías.
· Pida a sus hijos que no llenen cuestionarios de la Internet sin su autorización.
· Pida a sus hijos que jamás respondan a contactos sospechosos o sugestivos, ni a nada que les resulte incómodo, y que si algo así sucediera lo hablen con usted.
· No permita encuentros reales con personas que hayan conocido en Internet, a menos que exista una buena razón para ello y que usted o alguien de su confianza esté presente.
· No tenga una reacción desproporcionada si sus hijos le muestran algo inapropiado: podrían cohibirse y dejar de contarle las cosas.
· No olvide cuán significativos pueden ser los diskettes escondidos. El uso de material pornográfico o provocativo tiende a ser secreto.
· Recuerde a sus hijos que estas reglas también se aplican siempre que usen una computadora fuera del hogar, como en los cafés, bibliotecas o escuelas.
· Y, por encima de todo, mucha comunicación. La mejor protección son las buenas relaciones y una vida familiar cristiana en la que sus miembros hablan y rezan juntos.
El uso de la tecnología ha pasado a formar parte integral de mi familia, yo también trabajo bajo la modalidad de teletrabajo y necesito de dicha herramienta, las 24 hors del dia 365 días al año, mis hijas están supervisadas y se han creado filtros de protección, es un instrumento fiel a su servicio siempre y cuando se utilice correctamente.
ResponderEliminarFelicidades!! la información es oportuna, confiable y de fácil comprensión, saludos y sigan adelante....
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